Todos los seres vivos necesitamos sustancias energéticas y de sostén, que obtenemos a través de los alimentos, para realizar todas nuestras funciones vitales.
Esto nos demuestra que el acto de comer es una necesidad primaria, aunque en torno a esta actividad se encuentren una serie de sensaciones, conscientes e inconscientes, hábitos y factores culturales, además de condicionamientos económicos importantes.
Este fenómeno complejo es el que conocemos con el nombre de comportamiento alimentario.
Para analizarlo, es necesario tener en cuenta los múltiples factores que entran en juego para conformarlo, que son los siguientes:
Alimento como necesidad fundamental.
Comer es una necesidad fundamental para el mantenimiento de la vida.
En los países desarrollados estas necesidades están cubiertas sin inconvenientes, existiendo más patologías ligadas al exceso que al déficit en la alimentación.
- Disponibilidad de alimentos: la alimentación de una población es la determinada a los alimentos disponibles en su entorno, los cuales influyen de manera decisiva en la formación de los hábitos. Así, la alimentación en zonas rurales suele ser algo diferente que en las ciudades, aunque en los países industrializados, debido a la facilidad del transporte y conservación, y a la gran emigración procedente de otras culturas, la alimentación tiende a "uniformizarse".
- Factores económicos: estos son decisivos a la hora de conseguir alimentos. Es obvio que muchos alimentos no son accesibles para ciertos sectores, de manera que la alimentación será diferente de un sector social a otro dependiendo del poder adquisitivo. Esto no quiere decir necesariamente, que los que tienen acceso a más variedad de alimentos, estén mejor nutridos en cuanto a equilibrio se refiere.
La alimentación como fuente de placer.
Es evidente que comer proporciona sensación de placer.
Prueba de ello es el paso del hambre al apetito y de la alimentación a la gastronomía.
Debemos al psicoanálisis, sobre todo a Freud, esta relación entre la alimentación y la cavidad bucal como fuente de placer, y así vemos definida la etapa oral en el desarrollo psicosexual del niño.
En el adulto, la boca es un lugar de placer privilegiado. La oralidad se manifiesta en la gula, en el alcoholismo y en el tabaquismo y, naturalmente, en el beso amoroso.
Y de hecho, es fisiológicamente necesario que sea así, ya que eso asegura que el ser humano "tenga ganas" de alimentarse, ya que es de vital importancia que lo haga.
El desequilibrio viene cuando la búsqueda de este placer está ligada a cubrir alguna otra necesidad del tipo emocional, que ya no tiene que ver con comer para cubrir las necesidades energéticas del organismo. De esta manera puede desarrollarse lo que se conoce como adicción a la comida, que es una alteración de la conducta alimentaria.
Factores socioculturales.
Los alimentos tienen una vertiente social muy marcada. Así, el marisco o el caviar, se consideran alimentos para ricos, mientras que las papas y legumbres son para muchos, alimentos de pobres.
Por otra parte, el "alimento compartido" supone un enlace social importante. Compartimos la mesa con los amigos o familia: en ella, además de los alimentos, intercambiamos ideas y opiniones y así, el acto de comer se convierte en un medio de acercamiento a los seres queridos.
Es común que para agasajar o agradar a alguien o festejar acontecimientos, se preparen comidas o platos especiales.
El comportamiento alimentario también puede ser un medio de presión social, como en el caso de la huelga de hambre o, en un ejemplo más cotidiano, cuando el niño se niega a comer para demostrar sentimientos de desacuerdo, enojo o frustración, o quiere conseguir algo de sus padres.
Cabe destacar que la civilización occidental, en la actualidad, expresa mensajes contradictorios, ya que la abundancia de alimentos por una parte, y la creciente disponibilidad por otra, potenciadas por la publicidad y las facilidades para la compra (servicio de delivery o entrega a domicilio), impulsan al público a un consumo excesivo de alimentos, fomentando la obesidad, mientras que los cánones de estética promueven una figura delgada como ideal de belleza.
Este fenómeno es contrario al que se observaba hace años, en los que las formas redondeadas eran símbolo de salud, belleza y prosperidad, debido a los frecuentes problemas de hambre y enfermedades por carencias nutricionales.
Esto provoca confusión y conflicto a la hora de hacer una correcta elección de alimentos.
Asimismo, es necesario mencionar los factores familiares, ya que las costumbres alimentarias de una familia están influidas por las tradiciones y el seguimiento de lo que hacían los padres y abuelos, que a su vez imitaban las costumbres de sus antepasados próximos.
Así se mantienen, a veces, hábitos poco justificables en la actualidad, pero que tenían sentido años atrás.
El simbolismo en los alimentos.
El pan es un alimento que tiene una fuerte carga simbólica, nacida de una tradición al mismo tiempo cultural y religiosa.
Muchas parábolas y episodios del cristianismo giran alrededor de este alimento, como la multiplicación de los panes y peces y la última cena.
El pan también es el símbolo del trabajo, sin el cual no podríamos cubrir nuestras necesidades, y así, aparece en la frase bíblica: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”.
Casi todas las religiones tienen reglas alimentarias precisas, como la prohibición de la carne de cerdo entre los judíos por ser considerado un animal “impuro”.
Los mahometanos también consideran impura la carne de cerdo y de todos los animales muertos por enfermedad, estrangulamiento o a golpes.
El Ramadán prescrito en el Corán, que consiste en ayunar desde la salida hasta la puesta del sol durante el noveno mes del año lunar musulmán, es necesario para el perdón de los pecados.
La religión católica proclama la penitencia en forma de ayuno y abstinencia de carne.
Ciertos grupos sociales o religiosos relacionan el carácter con la forma de alimentarse.
Así, el rechazo al consumo de carne representa un deseo de "no violencia", es decir que la carne tendría un simbolismo agresivo en esta caso, mientras que los vegetales serían pacíficos
En el plano individual este simbolismo puede tener extrema importancia, como en el caso de algunas personas afectadas de anorexia o bulimia nerviosa, que expresan la no aceptación de su propio cuerpo, a través del rechazo a los alimentos.
La influencia de factores personales en la alimentación.
En ocasiones, circunstancias relacionadas con el ritmo de vida moderno, como la falta de tiempo disponible, condicionan la compra y preparación de los alimentos, lo que influye en gran medida en el tipo de alimentación.
Horarios de trabajo irregulares, trabajos nocturnos, actividades extras como llevar a los niños a la escuela, estudiar y trabajar, son todos condicionantes de la elección de los alimentos.
Es evidente, entonces, que el ser humano no puede tener hábitos alimentarios que dependan solamente de sus necesidades biológicas, sino que debe adaptarse al trabajo, a los hábitos familiares y demás condicionamientos, de modo que existen individuos que llegan a adquirir la costumbre de alimentarse solo dos o tres veces al día, o comer exclusivamente alimentos o comidas comprados fuera de casa.
Factores relacionados al padecimiento de enfermedades.
Siempre se ha dicho que la alimentación y la salud caminan juntas.
Actualmente hay algunos cambios del patrón alimentario habitual, ligados a ciertas patologías, como por ejemplo, en la prevención de la obesidad, socialmente no aceptada y que desde el punto de vista sanitario es fuente de complicaciones y enfermedades.
Hay varias personas sometidas a dietas terapéuticas, es decir, dietas que forman parte o son el pilar del tratamiento de una enfermedad, como la dieta baja en sodio para los afectos de hipertensión arterial, dietas para disminuir el colesterol sanguíneo, para la diabetes y otras.
Este cambio de hábitos alimentarios es difícil de conseguir a pesar de la motivación que puedan tener algunas personas cuando de su salud se trata, justamente por el fuerte papel que cumplen los demás factores en la elección de la comida.
La configuración del comportamiento alimentario
Puede afirmarse, después de lo expresado anteriormente, que los alimentos, o sea, el "menú" que una persona adopta de forma habitual, es una expresión del grupo sociocultural al que pertenece.
Cómo se obtienen, se aprovechan y consumen los alimentos, y cuáles son los valores que la sociedad deposita en los mismos, son patrones que forman parte de una cultura imposibles de considerar por separado, sino que deben estudiarse desde una perspectiva de conjunto al encarar la tarea de realizar cambios en la dieta.
Estos cambios son necesarios debido a los graves problemas nutricionales que se observan en la sociedad actual - de carencias por un lado, y de excesos por el otro - que afectan seriamente la salud y la calidad de vida de poblaciones enteras.
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