En primer lugar es necesario dividir el plato en dos mitades y, a su vez, dividir una de ellas, nuevamente en dos mitades.
Una mitad del plato debe completarse con vegetales, preferentemente crudos, aunque pueden ser cocidos (al vapor, hervidos o al horno..o como un soufflé o tarta).
La segunda mitad, que habíamos dividido en dos, se completa por un lado con alimentos proteicos: carne de vaca, pollo o pescado sin grasa y cocidos, de preferencia a la plancha, hervidos o al horno, o bien, huevos o legumbres (soja, porotos, lentejas, garbanzos); la última parte de nuestro plato es la que debe aportar la energía, es decir, los carbohidratos: cereales y derivados (arroz, fideos, maíz, etc.) o tubérculos (papa, mandioca o batata).
Este último grupo puede omitirse 2 a 3 veces a la semana, limitándose a los grupos de proteínas y vegetales (más aún si la carne se reemplaza con legumbres), ya que aumentar el consumo de proteínas y disminuir los carbohidratos (almidones y azúcares), se logra una estimulación metabólica que ayuda a mantener un peso saludable. Es importante incluir 2 a 3 frutas en la dieta diaria y no deben faltar las grasas saludables: agregar aceite de oliva o de otro tipo a las comidas.
Evitar las salsas muy grasosas, al igual que las frituras.
Evitar el azúcar y los dulces.
Tomar mucha agua, jugo de limón, té verde y evitar las bebidas azucaradas y las dietéticas (a menos que estén endulzadas con ka'a he'e).
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